Hola
amiguitos de pbdigital, aquí estamos otra vez, antes de que entren de lleno en
el Rincón, debo comunicarles que el Anónimo Escondido, Javier Sánchez Díaz
“tiriri” o “candurro”, ha sufrido la retirada de cinco puntos de su carné de
“cucharero auténtico”, debido a que el fin de semana pasado no fue a su
queridísimo pueblo y se quedó en Madrid, y no contento con esto se fue a comer
carne a un restaurante argentino, despreciando nuestras patatas al caldero, y
lo que es más grave, el chuletón de Ávila.
Esta
breve introducción en clave de humor da paso a un tema menos divertido e
inherente al ser humano, la guerra, sin más, esperando que os guste, y
sobretodo que os disguste, os dejo con:
UN
NIÑO DE GAZA
Dedicado
a la buena gente que camina, como César Sánchez González “Chechi”, que no
protestó cuando le despeiné con una emanación gutural en Lisboa, por no pedir
nunca nada a cambio, no investigar lo ajeno, y por estar siempre como si el
tiempo sin vernos no hubiera pasado, convirtiendo los ratos breves en buenos
ratos.
“Parad
esta guerra, hombres de la guerra
Y parad todas las guerras en pie,
Escuchad por una vez todos los lamentos,
Escuchad por una vez todas las aclamaciones,
De los vivos y de los muertos”
Jesús González
Llevo
una semana sin ir al colegio, los libros los tengo debajo de la cama esperando
a que mis dedos pronto puedan abrirlos, eso si no me quedo antes sin ellos, de
momento los tengo todos, como también cuento con el resto de mi cuerpo al
completo.
Otros
niños más niños que yo no han tenido
tanta suerte, en el último ataque han muerto más de quince que se sepa, y al
menos otros tantos han sido heridos, los cuales perderán brazos y piernas, y
quedarán tullidos de por vida.
Yo
pensaba que el hecho de haber abandonado la aldea y venirnos a vivir a la
ciudad nos pondría a salvo de las atrocidades y abusos del ejército invasor,
pero estaba equivocado.
Lo
que hicieron en mi pueblo fue horrible, entraron con tanques, sin avisar, abrieron
fuego indiscriminadamente, y arrasaron con casas y con personas. Los que
escapamos nos quedamos sin casa, viviendo al raso, con muchos familiares
muertos, y con nuestros olivos arrancados por las máquinas excavadoras, que
casi son más sangrientas que las balas que arrancan vidas.
La
noticia del suceso no fue tratada, es decir, que los medios de comunicación,
según me contaron mis padres, dieron una crónica oficial, contaron que una acción
militar de alto riesgo llevada a cabo por el ejército israelí, contra una
célula islamista peligrosa, y responsable de la muerte de un turista judío que
visitaba la aldea, se saldó con un rotundo éxito, pues todos los terroristas
malos habían sido aniquilados.
Mi
padre y sus amigos reunidos en el salón de mi casa, tomando té, hablaban de la
situación de mi país, Palestina, de los tiempos más duros del bloqueo
económico, cuando se pasó hambre, y de cómo la victoria de Hamas en las urnas
lo había aflojado un poco, pero que la represión para el ciudadano normal
continuaba, sin libertad para viajar, ni para cultivar su tierra, ni para
trabajar en las empresas de los ocupantes.
Yo
de lo poco que les entendía, y entiendo, había sacado una conclusión, la
venganza no es la solución ante un ataque tan cruel e indiscriminado, y si la
resistencia pasiva, y la denuncia a los estamentos internacionales de paz, y
aún siendo menor me doy cuenta de que el peor terrorismo es el
que emplean los países poderosos para lograr sus objetivos de poder y
enriquecimiento.
La
excusa del reciente ataque era que los de Hamas ponían en peligro la seguridad
de su país, y la consecuencia, más de cien personas muertas, y no sé si entre
ellas habrá algunos de esos peligrosos terroristas, los que suelen morir son
los que ellos denominan “víctimas colaterales”, las personas civiles de a pie,
ajenas a la violencia.
Os
escribo estas líneas para que sepáis la verdad, pero tengo la sensación de que
digamos lo que digamos nadie nos cree, para eso trabajan los que mandan,
ayudados por sus medios de comunicación, para que no nos crean, y para
justificar sus delictivas e inhumanas acciones.
Nuestra
televisión, la de los árabes, sí contó lo que realmente sucedió en nuestra
aldea, que un grupo radical sionista se adentró en ella con la intención de cometer
un crimen, y que cuando fueron a asesinar al primer palestino que cogieron, un
grupo de excursionistas, que eran judíos israelitas, les recriminaron la
acción, y que entonces el cabecilla del comando, peligroso criminal por sus
antecedentes delictivos, disparó y mató a uno de ellos.
El
ataque que recibimos se debió a que un israelí fue asesinado por un palestino
según la versión oficial de su gobierno, la verdad como verán nunca se sabrá,
no saldrá en ningún periódico, en ningún medio, como si nosotros no
existiéramos, como si no fuéramos personas.
Sabemos,
y nos llegan noticias, de que hay muchas personas, y muchos intelectuales que
denuncian este tipo de injusticias, y que cuentan la verdad, pero son
perseguidos, censurados, y encarcelados, personas del mundo occidental, del
árabe, y también judíos defensores de los derechos humanos, los cuales son los
que más represión sufren.
Tengo
ganas de que se acaben los bombardeos de una vez, se oye que se va a alcanzar
un nuevo “alto el fuego”, a ver si puedo ir a jugar al fútbol con los amigos,
aunque no sé cuántos iremos, cuántos quedaremos, tampoco sé si el campo estará
bien, o si los escombros cubrirán mi instituto, mejor dejo de pensar y no
aventuro nada, voy a ser positivo, y me daré por contento si todos los amigos
volvemos a vernos sanos y a salvo.
No
sé cuales serán las preocupaciones de los chavales de los países desarrollados
y sin un ejército que les ocupe, pero aquí las nuestras son claras; conservar
la casa, la familia, y la propia vida, lo de comer y jugar a veces lo
posponemos hasta estar seguros de mantener nuestra integridad física.
Lo
bueno de tener un esperanza de vida tan corta, si tiene algo de bueno, es que das
valor a las cosas que realmente la tienen, a lo más sencillo, a disfrutar de lo
elemental, disfrutar de la familia, de una buena comida, de poder ir a la
escuela, conseguir llegar a ser adulto, y poder tener un trabajo que no sea muy
esclavo.
Nosotros
no tenemos problemas de sobrepeso infantil, ni tampoco de dinero y
competitividad, ni de estética, el tiempo no lo gastamos en banalidades porque
sabemos que disponemos de muy poco.
La
mayoría de palestinos, al igual que muchos israelíes, pensamos que la situación
es injusta, y que hay sitio y riqueza para todos, pero lamentablemente los
gobernantes de Israel, con la complicidad de los nuestros, piensan lo
contrario, y no hacen nada para que la situación cambie, me imagino que es su
hegemonía y poder lo que esta en juego.
(1)”Mi
tierra lleva ocupada treinta y cuatro años, y esta ocupación ha sido cruel,
brutal, y represiva, y no hubo respuesta desde los territorios que estaban
ocupando, si desde el exterior, y por supuesto ha sido atroz, pero apenas
migajas comparándola con las atrocidades cometidas por Israel, o lo que es lo
mismo por los Estados Unidos, porque todo lo que hace Israel tiene respaldo,
apoyo, y autorización de los Estados Unidos.”
No
sé cuanto durará todo esto, pero los que perdemos somos los de siempre, la
población civil, los más débiles. Yo deseo ir al colegio, vivir en paz con los
míos, y ser un chico, un niño, un adolescente, como cualquier otro que viva en
la parte buena del mundo. Sé que mi futuro depende de ellos, de los chicos de
los países que nos oprimen y explotan, de sus protestas y denuncias depende que
los hombres de la guerra escuchen nuestros lamentos, los de los vivos, y los de
los muertos, para que paren de una vez todas las guerras que mantienen en pie.
(1)Texto
extraído del libro “La era de Obama”, del lingüista estadounidense Noam
Chomsky. Libro que ha inspirado también esta breve historia, así como los
bombardeos efectuados por Israel en la franja de Gaza la semana pasada.
ANTONIO
CABRERO DÍAZ. TOÑÍN