El Rincón de Tonín

Hola amiguitos de pbdigital, aquí estamos otra vez, a continuación, si ustedes optan por leer el Rincón, van a encontrarse con múltiples sentimientos que les serán familiares, y es que ellas nos dan la vida, cuidan de nosotros hasta que las fuerzas se lo permiten, y aunque nos dejen siempre tendremos claro que nadie nos querrá como lo han hecho ellas, sin más, esperando que os guste, y sobretodo que os disguste, os dejo con:

SOLO UNA

Dedicado a la buena gente que camina, como Sixto, amigo íntimo de mi padre, al cual le deseo que el dolor se aleje lo más rápido posible de sus entrañas, y que sea sustituido por un eterno y bonito recuerdo de su mujer Pilar, otra buena persona que ya no camina con nosotros.
¡Ánimo, fuerza y adelante!, para toda la familia, y un abrazo muy fuerte para Olga, Raquel y Maripi, de parte de este que escribe.


Qué cómodo estoy flotando en la burbuja, el agua me lleva de arriba abajo, me quiero alejar más pero tengo atado un cordón que me impide separarme, es elástico pero irrompible, es algo físico que me une espiritualmente a una persona.

Mi pequeño cerebro recibe alimento y cuidados, empieza a pensar, comienza a imaginar, se asoma a la idea de que alguien le esta dando todo el cariño, y que muy pronto le conocerá para darle las gracias.

Al otro lado hay una mujer pegada a una barriga, le queda poco para ser madre, para dar a luz a un ser querido, para hacer que la naturaleza siga su curso.

Todo ha ido bien, he logrado salir, lo primero que he visto ha sido su mirada, llena de gozo, llena de amor, y lo segundo unos enormes brazos que ya nunca dejarán de protegerme.

Creo que entre los dos se ha iniciado una historia de amor que durará toda la vida, pase lo que pase, y ocurra lo que ocurra, a la vez siento un irrefrenable deseo de abrazarla también, provocado por un intenso miedo a lo desconocido y por el instinto de protección que me provoca.
No me imagino un futuro sin ella, tengo plena confianza en que me enseñará a andar, todavía es pronto para asegurarlo, pero confío en que me levante cuando me tropiece o me caiga, y que me guíe con sabiduría y tino en mi discurrir por la vida.

La luz que estalla al venir al mundo no me deja a oscuras, sino todo lo contrario, me deja ver que la persona que tengo delante es mi madre, y que ha sufrido mucho para traerme aquí, y que seguirá sufriendo para mantenerse, y que sufrirá siempre, toda la vida, por mí.
Mi imaginación es joven pero alocada, y se imagina mi vida con ella, pero nunca sin ella, felizmente comprueba cómo es verdad todo lo imaginado, cómo me lava y da de comer desde pequeño, cómo me cura cuando me hago daño, cómo me regaña cuando hago algo mal, cómo me aconseja cuando me hago grande, cómo no duerme hasta que llego a casa, y cómo sigue sin dormir cuando me he ido de ella.

Ahora estoy al otro lado, ya no estoy dentro de ella, ahora lamentablemente estoy fuera, han pasado los años, han pasado los tiempos, y ahora soy yo el que puede traer niños a este mundo, pero eso no evita que siga queriéndola como cuando el niño era yo.
Ahora soy el que tiene que cuidarla a ella, a la más grande, a la más bonita, a la más valiente, a la mejor madre del mundo, y lo tengo que hacer olvidándome de lo que era y centrándome en lo que es, lo tengo que hacer olvidándome del miedo y centrándome en el valor, lo tengo que hacer porque se lo merece, porque lo dio todo por mí hasta que pudo, porque es la persona que más me ha querido en esta vida.
Son días, horas, minutos, e incluso segundos, muy duros, en donde el espacio más breve se hace eterno, se te hace interminable, debido al sufrimiento que te provoca el dolor querido y ajeno, y sobre todo, debido a la imposibilidad de dar todo lo que has recibido.

Quieres ser un niño, volver al parque, jugar en los columpios, deseas tener doce años, y que te preparen un fiesta de cumpleaños para que vengan tus amigos, anhelas hacer una trastada, que te castiguen, sueñas con ser tú el protagonista de una bella historia de amor que ha durado toda tu existencia.

Eres un adulto, y tu madre se ha hecho mayor, tan mayor que le pide cuentas el paso del tiempo, a marchas forzadas le alcanza el tren de la enfermedad, el cual no te indica cuantas paradas faltan para llegar a su destino final.

Has luchado, has peleado, por mantenerla junto a ti todo el tiempo que tus fuerzas y la medicina han permitido, pero la naturaleza ha sido más fuerte que tus deseos de inmortalidad.
Finalmente ella se ha ido, te ha dejado, parece que todo ha durado un suspiro, un instante, parece mentira que haya pasado tan rápido, han sido años los transcurridos desde el primer día que la conociste, en la cuna, hasta el último que la dejaste de oír, pero no de sentir ni de querer.
Estoy acompañado, pero solo, me falta ella, triste, pero alegre, resignado, pero ilusionado. Nunca la dejaré escapar de mi mente, no permitiré que se borre su memoria y su persona, no consentiré que nuestro amor se diluya por el hecho de estar en distintos lugares.

Parándome a pensar, en el fondo estamos como antes, uno dentro, y el otro fuera, uno flotando en el espacio, el otro esperando en la tierra, uno tropezando, el otro ayudándole a levantarse, uno habiendo querido, otro queriendo más.

Camino sin la pesada carga del dolor, voy feliz acompañado de su recuerdo, no me siento solo, y me enfrento a los obstáculos con la fuerza que me da su inolvidable cariño, esa fuerza que hace que no tema a nada ni a nadie, y menos aún a la muerte, porque sé con seguridad que tarde o temprano estaremos juntos, y volveremos a reír, y a jugar, y le volveré a decir qué es lo más bonito que me ha pasado en la vida, y qué madre no hay más que una, sólo una, la mía.


 ANTONIO CABRERO DÍAZ. TOÑÍN

4 comentarios:

  1. Que grande la Antonia,seguro que mientras pasea por campos de nubes,nos mira de reojo para asegurarse que todo está como cuando se marchó.
    Un saludito amigo Antonio.Er Jou.

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  2. Ella empeñada en darte agua y magdalenas y tu venga a pedir vino, ! Como te veria ese dia jou!

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  3. Es verdad...madre sólo hay una; es la mejor, la más grande, la más bella...y su amor es infinito. No hay un sólo día que no lo sienta.

    Gracias Toñín, has puesto palabras a lo que siento, nunca lo hubiera dicho mejor.
    Yo también camino feliz.
    Un beso.
    Marta

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  4. Eres un monstruo figura
    un abrazo

    satur

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