El Otro Blog

Las noticias en este viejo mundo se suceden tan rápido que ha costado decidirse por el tema sobre el que aportar, como siempre, una visión diferente, en esta sección de PBdigital, el conflicto en Siria, la amenaza de Corea del Norte, Los escarches, etc..
Sin embargo la reunión de los líderes europeos la semana pasada para tratar el tema de los paraísos fiscales me parece concebir al menos un mínimo de esperanza para soñar con la abolición de estos injustos paraísos. De aquí mi decisión final de abordar el tema en cuestión.
Hace tiempo que vengo diciendo que si los paraísos fiscales desaparecieran y todo el mundo pagara los impuestos que le corresponden se acabaría con la deuda y la corrupción antes de lo que pensamos.
Ya hemos hablado en esta sección sobre los paraísos fiscales y la evasión de impuestos por parte de los más poderosos empresarios y políticos de nuestro país, sin embargo últimamente flotan en el ambiente algunas noticias referentes a temas de corrupción y evasión de impuestos que hasta no hace mucho quedaban en el tintero de los grandes medios de comunicación y que ahora salen cada día en la primera plana de las mismas.
Como siempre, sacad vuestras propias conclusiones.
JAQUE A LOS PARAÍSOS FISCALES
Todo comenzó con la filtración de datos del empleado de la banca Suiza poniendo nombre y apellidos a numerosos evasores de impuestos en todo el mundo, entre ellos 600 españoles, después el escándalo de los Vatileaks poniendo de manifiesto la falta de transparencia por parte de la banca Vaticana y que según algunas lenguas le costo la dimisión al Papa Benedicto XVI. Hace algo más de un mes otro escándalo de corrupción salpicó al gobierno de François Hollande, quien ha pedido públicamente la erradicación de los paraísos fiscales al conocer la mentira de su ex-ministro de hacienda, Jérôme Cahuzac, que durante 20 años mantuvo cuentas secretas en el extranjero.
El presidente socialista compareció ante la prensa tras un consejo de ministros para hacer saber que, a partir de ahora, trabajará para “erradicar los paraísos fiscales en Europa y en el mundo”, y anunciar que Francia obligará a los bancos franceses a “publicar cada año la lista completa de sus filiales en el extranjero, país por país, explicando la naturaleza de su actividad”. “En otras palabras”, ha dicho, “ningún banco podrá esconder las transacciones realizadas en un paraíso fiscal”.
Hollande cree que “ha llegado el momento” de que esa regla se aplique también en Europa para acabar con el secreto bancario y la fuga de capitales. París impulsará en la Unión Europea la extensión de los intercambios automáticos de información bancaria, y según ha advertido Hollande, todo país que se resista al cambio “será considerado por Francia como un paraíso fiscal”. En ese sentido, Luxemburgo ha reiterado que renunciará al secreto bancario, pero solo a partir de enero de 2015.
Son noticias esperanzadoras que vienen de nuestro país vecino, pero la verdad, es que en España estamos bastante lejos de mencionar esto y mucho menos de aplicar medidas que vayan en este sentido, si no todo lo contrario. Recientemente se ha publicado en el diario Público un informe realizado por el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa, en el que se desvela que el 94% de las empresas españolas del Ibex35 evade impuestos en paraísos fiscales, estos lugares (Mónaco, Suiza, Andorra, etc…) se caracterizan por aplicar un régimen tributario especialmente favorable a ciudadanos y empresas no residentes. Sus principales ventajas consisten en una exención total o una reducción muy significativa en el pago de los principales impuestos. Esto significa que en lugar de tributar el 45% de sus ganancias en España ponen su dinero en uno de estos paraísos y así pagan muy poco o nada. Aunque es difícil saberlo, en el informe del ORSC se estima que la cantidad del capital eludido por las grandes empresas españolas en estos paraísos fiscales supera el total de nuestro Producto Interior Bruto. Al menos si todo este capital evadido lo utilizaran para seguir invirtiendo y creando puestos de trabajo tan necesarios en nuestro país, tendría un mínimo de justificación. Pero esto, en la mayoría de los casos, no es así.
Veamos un ejemplo sobre el funcionamiento de algunas de las empresas españolas más importantes del sector textil a raíz de los desastres en Bangladesh, donde ya han fallecido más de 800 personas. Estas empresas mandan al paro a miles de personas en nuestro país, por pérdidas en sus beneficios, ahorrándose dinero en el despido aplicando las últimas leyes reflejadas en la polémica reforma laboral. A su vez se llevan las fábricas de ropa a países donde la mano de obra es 10 veces más barata que aquí y además no tienen que cumplir ningún protocolo de seguridad y salud para sus trabajadores y mucho menos tener en cuenta sus derechos, así el mismo informe del ORSC desvela que la mayoría de las empresas del Ibex suspende en cuestiones de transparencia y respeto a los derechos humanos.
Está claro que los empresarios no van a perder dinero y si contamos que a los trabajadores de estos países les pagan un salario ínfimo, las fábricas están en terrenos que no les cuesta apenas nada y los beneficios obtenidos los depositan en paraísos fiscales, evitando así pagar los impuestos en nuestro país, la jugada es redonda para ellos.
Hemos de tener en cuenta que todo esto es posible gracias a que 34 consejeros de las empresas del Ibex35 han tenido cargos anteriormente en la administración pública         (JM Aznar, Felipe Génzalez, etc..), aparte de esto si tenemos en cuenta las continuas noticias sobre financiación ilegal de partidos políticos, sobresueldos y regalos o donaciones de grandes empresarios de estas multinacionales a nuestros políticos para obtener a cambio concesiones o privilegios en concursos públicos para sus empresas, muestran un panorama poco esperanzador para que alguno de nuestros mandatarios y mucho menos nuestro presidente del gobierno tome ejemplo de su colega francés.
 Afortunadamente, no está todo perdido, y las declaraciones de François Hollande sobre la erradicación de los paraísos fiscales y la petición de transparencia para toda Europa nos hace concebir esperanza de que la iniciativa francesa traspase sus fronteras y que de una vez por todas cada contribuyente o empresa pague los impuestos que le corresponde en el lugar donde desarrolla su actividad y obtiene sus beneficios, provocando así que cada trabajador en cualquier parte de este mundo tenga un salario digno y unas condiciones saludables para desarrollar su actividad.
Ángel Sánchez Díaz



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