Capítulo 6:La leyenda de la Sierpe de Pedro Bernardo:Luces
y sombras entre mito y realidad.
Es difícil encontrar a un cucharero que no haya oído hablar de la
leyenda de La Sierpe. Durante
generaciones, nuestros antepasados contaron a los niños la espeluznante historia
de una culebra que habitaba en una cueva en lo alto del risco sobre el que se
erige el pueblo de Pedro Bernardo, y que lleva el mismo nombre. El Risco de la Sierpe , con su topónimo,
mantiene viva la leyenda de aquel ser mitológico que nunca morirá en nuestro
imaginario colectivo.
Una historia que se repite en la mitología
cantábrica.
La versión
simplificada habla de una terrible sierpe que habitaba en la ladera sobre el
caserío de Pedro Bernardo. Por el día, moraba en una cueva custodiando un valioso
tesoro, y por la noche, acudía a las majadas de los pastores para alimentarse
de su ganado. Cuentan que la sierpe era tan grande que podía devorar una cabra
de un solo bocado. Unos dan medidas precisas, como D. Rufino Martín Romero en
1899, y dicen que medía 7 varas de largo. Otros, que su longitud era tal, que
cuando bajaba a beber al Tiétar aún se veía su cola zigzagueando ladera abajo.
En la versión escrita del siglo XVIII se cuenta que el lugar al que acudía a
beber era la fuente de las Gamelleras, justo debajo del pico en el que
habitaba. La versión popular dice que los pastores y cabreros del pueblo se
unieron para acabar con tan terrible monstruo. A sabiendas de la glotonería de
la bestia, acordaron colocar un pellejo, unos dicen que de cabra y otros que
fue de oveja, pero en ambos casos, que estaba relleno de yesca encendida. La
sierpe acudió como cada noche en busca de ganado y encontró el pellejo, y lo
tragó de una asentada abrasando sus entrañas y muriendo en su intentona de
llegar a las aguas del Tiétar.
En la mayoría de los pueblos existen leyendas similares y seres
mitológicos que se mantuvieron vivos
gracias a la tradición oral. A simple vista, se ve que el argumento de la
historia poco varía de las versiones que se cuentan en pueblos de la cornisa
cantábrica, cuyas gentes repoblaron estas tierras.
Sabido es
que a estas tierras se trajeron en la época de la Repoblación familias montañesas procedentes de la zona de
León (como los Mansos), de Asturias (como los Fernández-Yánez), o de Cantabria
(como los Sánchez del Arco). Así mismo, en siglos posteriores, muchos hombres
norteños procedentes de Galicia y de la cornisa cantábrica, acudían a Pedro
Bernardo y a otros pueblos del Castilla
a segar el cereal y a realizar trabajos estacionarios de recolección, etc.
Muchos de ellos se quedaron a vivir aquí, y es posible que sus tradiciones se
mezclasen en parte con las nuestras. Y digo esto porque, leyendo mitología
cántabra y asturiana, se encuentra bajo otras denomnaciones la figura de la Sierpe , como el “Culebre”
(Cantabria) y el “Cuélebre” (Asturias).
Si bien
para los cántabros el Culebre era una serpiente con rasgos de dragón, para los
asturianos era una horrible serpiente de gran tamaño que habitaba en cuevas y
fuentes custodiando tesoros, que se alimentaba de ganado y de jóvenes doncellas
vírgenes. Al monstruo sólo se le podía dar muerte clavando una espada de hierro
en el cuello o dándole de comer una hogaza de pan llena de alfileres o de
piedras calientes al rojo vivo.
Con esto vemos las relaciones entre la Sierpe cucharera y, por
ejemplo, el Cuélebre asturiano, en cuanto al aspecto, lugar en el que habita, e
incluso la forma de darle muerte, engañándolo con un alimento (un pellejo o una
hogaza de pan) que contiene fuegos o elementos punzantes.
Algo de verdad en todo esto:
Tras la pista de Juan García-Granado
No obstante lo anterior, el caso de Pedro Bernardo es excepcional, pues
además de las conexiones con la mitología de las regiones cantábricas, se
tienen referencias escritas que datan del siglo XVIII, y que llenan aún más de
misterio la leyenda de Pedro Bernardo.
En el año 1718, D. Juan
González-Robles Villanueva, cura párroco de la localidad y comisario de la Inquisición , anota en
el libro de Becerro la ya por entonces conocida leyenda de la Sierpe , y dice que,
habiendo preguntado a los más antiguos hombres del lugar, concluyeron que el
vecino que se encargó de dar muerte a la bestia fue Juan Gª Granado. Se adjunta
un extracto de lo que anotó en el Libro Bercerro de la iglesia parroquial:
“…Dícese que Juan García Granado, vecino que fue de
esta villa, abuelo de Antonio García Granado, que falleció en 1704 y tío de
Juan García Barril, vecino que es al presente de ella, y quien con más
fundamento da esta noticia, la quitó la vida con maravillosa industria…”
“ … y por cosa irregular y monstruosa la llevó a
Madrid, al Excmo. Sr. Duque de Alburquerque el dicho Juan García Granado (…) y
admirado (el duque)
por la excelencia de verla y de la industria y artificio de que se valió para
matarla, le mandó pidiese alguna merced en su tierra, y como el que para pobre
nace con poco se contenta, no se dice que pidiera más que el que no le quitasen
el agua de la Cerrada ,
que baja por el Egido y se junta con el arroyo al puente de piedra de él, dentro
de esta villa, con lo cual regaba unos castaños que tenía en dicho pago, y así
mismo pidió un pedazo de tierra donde llaman El Barranco, cerca de donde nace
el arroyo dicho, todo lo cual concedió su Excelencia”.
Ahondando en mi investigación genealógica, localicé la partida de
bautismo de Juan García-Granado, nacido en Pedro Bernardo en 1641, que a su vez
tuvo un nieto llamado Antonio García-Granado, nacido en 1696. No ha sido posible localizar la defunción de
Juan García-Granado en 1704, año que cita D. Juan González-Robles como fecha de
su fallecimiento, pero pudo perfectamente morir en ese año, a la edad de 63.
En cualquier caso, si es que esta parte de la leyenda tiene algo de
cierto, es más que probable que fuese el hombre al que se refiere D. Juan en el
Libro Becerro, ya que puedo corroborar la inexistencia en aquella época en
Pedro Bernardo de otros hombres llamados Juan Gª Granado que no fueran éste, a
excepción de su padre, según consta en la partida de bautismo y llamado igual,
que debió nacer en torno a 1615 – 1620 (debido a un incendio en el archivo
parroquial no se conservan registros anteriores a 1641). A continuación se
transcribe la partida de bautismo de Juan García-Granado localizada en el folio
2º (vuelto) del Libro I de Bautismos de la Iglesia de Pedro Bernardo, antepasado directo del
que me separan once generaciones (el apellido García-Granado era originalmente
compuesto y deriva a partir de 1857 en la forma simple actual “Granado”):
Jnº, Hijo de Jnº Garcia.
En Pedroberdo,
a seys días del mes de nobe de milyseyscientos y quarenta y un años,
yo Franco de Olivas Montalbán
cura deste (…) lug. baptizé un niño que se llamo Juan hijo de Jnº Grª Granado y
de Isabel gs. sumuger. Fueron padrinos Germo Diaz y Rufina hdz su cuñada todos vez.os
deste (…) Lug.r advertiles lacognicion espiritual y lo firme
ff.º ut supra
Franco de Olivas Montalbán
Representación teatral de la Leyenda de la Sierpe en Pedro Bernardo
El pasado 16 de agosto, un grupo de vecinos de Pedro Bernardo, dirigidos
por Mariví de la Mata ,
puso en escena un adaptación teatral de La Leyenda de la Sierpe en la plaza de Toros, que resultó todo un
éxito. Un arduo trabajo que vio sus frutos en un lleno total de la plaza de
toros, en agradecimiento de los cuchareros al esfuerzo altruista de todo el
equipo, que puso en escena la recreación de la leyenda con magníficos decorados
y una sierpe gigantesca movida por más de 15 personas. Una forma de mantener
viva la tradición de nuestro pueblo y hacer llegar a los más pequeños la
mitología local a través del teatro- Tanto la organización, como los actores y
la directora de la obra merecen el agradecimiento del pueblo de Pedro Bernardo.
Capítulo 5: ¿Hidalgos o tiranos? Los Buitrago de Pedro Bernardo.
¿Hidalgos o tiranos? Los Buitrago de Pedro
Bernardo.
Todavía hoy quedan en Pedro Bernardo muchas personas apellidadas
“Buitrago”, descendientes todas ellas de la familia que protagoniza la historia
que les vengo a contar. Aconteció en nuestra comarca en el siglo XVIII, y debió
ser causa de conflictos y revuelos en la zona, sobretodo en los pueblos de
Pedro Bernardo y Navamorcuende.
Origen de los Buitrago en Pedro Bernardo.
Los que me conocen saben que llevo años investigando a fondo mis raíces
cuchareras. Una de las ramas de mis
ancestros la conforman los Buitrago, de los que mi familia materna desciende de
forma directa por el cruce de sangre con los Díaz de Aguilar. Los Buitrago están
presentes en desde que en torno a 1660
emigrase a esta Villa procedente de la de Ajofrín D. Andrés de Buitrago, hijo
del industrial Alonso de Buitrago, y en el XVIII la familia ya estaba integrada
en la Villa con
numerosa descendencia. Seguramente, por la trayectoria familiar, se dedicasen
en Pedro Bernardo al oficio de la pañería que tanta fama y prosperidad ha dado
a nuestro pueblo. Los Buitrago de Pedro Bernardo crearon durante los siglos
XVIII y XIX un entramado de parentescos por los matrimonios que generación tras
generación concertaron principalmente con dos familias: los Sánchez del Arco y
los Díaz de Aguilar, familia a la que pertenecen mi madre y mi abuela Mariana,
y a través de la cual entroncamos con los Buitrago.
Paralelamente, en Ajofrín continuó la rama originaria, dedicada desde
antiguo a la industria de los tejidos de lana. Fueron auténticos profesionales
del gremio, y de reconocido prestigio en el sector como se puede extraer de las
“Memorias Políticas y Económicas sobre los Frutos, Comercio, Fábricas y Minas
de España” de D. Eugenio Larruga, publicadas en Madrid en 1790. En su tomo IX,
concretamente, que trata de las manufacturas de lana, lino, cáñamo y otras, de
Toledo y su provincia, se hace referencia a la industria textil de los
Buitrago, en Ajofrín. Dice Larruga que “Antonio
de Buitrago, natural de la Villa
de Ajofrín y fabricante de ropas de lana, introduxo en ella en el año de 1692
una fabrica de bayetas de Alconchel y barraganes. Para su direccion se valio de
Manuel Henrrique, maestro de las fábricas de Bruxélas, y uno de los que
vinieron de órden de la Junta
para enseñar en estos reynos estas manufacturas. Éste artífice extranjero
enseñó a Buitrago, quien puso dos telares, uno de bayetas, y otro de
barraganes; […]
Solicitó a S.M. el Rey Carlos II una Real Cédula a través del Consejo de
Hacienda, puesto que era frecuente la concesión de “gracias” o ayudas
económicas a quienes implantasen fábricas en el reino, a modo de subvenciones
económicas para impulsar la industrialización. Así, dice Larruga que se expide la
Real Cédula de 1692 en la que el Rey dicta:
“El Rey = Por quanto habiendome
representado la Junta
de Comercio, que Antonio de Buitrago y Roxas, vecino de la Villa de Ajofrín, ha
establecido en ella dos telares á expensas de su caudal, la fábrica de
barraganes y bayetas y otros texidos de lanas de Inglaterra, con un maestro que
para este efecto traxo de Flandes, en que ha tenido los gastos que se dexan
considerar; y que para su compensación, y poder continuar en esta fábrica, le
podría conceder las franquicias que á otros que han seguido esta aplicación:
Por órden mia de 21 de Septiembre de este año resolví conceder al dicho Antonio
de Buitrago por diez años franquicia de 10 arrobas de vino, y otras 10 de
aceyte por cada telar, y que no pague alcábalas, ni cientos de primera venta de
la ropa que fabricare […]” Los tejidos de la familia Buitrago alcanzaron
pronto gran fama en el reino. En la misma descripción de las industrias
textiles de la Villa ,
dice el autor que “las bayetas y
barraganes de Buitrago tuvieron un consumo grande. En todas partes eran
estimados estos texidos por su buena calidad y grande duración. […]
La familia de los Buitrago de Ajofrín está arraigada desde hace ya más
de 500 años; prueba de ello es La
Casa de los Buitrago, una casa solariega de finales del siglo
XV (en torno a 1480) que hoy es una excelente muestra del gótico rural
toledano, cuya época de esplendor se sitúa a caballo entre los siglos XV y XVI.
En el siglo XVI ya está documentado el proceso de fe de Juan de Buitrago,
natural de Ajofrín, por el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición entre 1587
y 1588.
Joseph González de Buitrago: Cucharero, hidalgo
pretendiente y mano derecha del Marqués
de Navamorcuende.
Tras conocer el origen de los Buitrago en Pedro Bernardo, nos centramos
en la figura uno de los miembros de esta distinguida familia, que a finales del
siglo XVIII llevó una vida rodeada de polémica, sobretodo en lo que respecta a
los vecinos de Navamorcuende. Hablo de mi antecesor, D. Joseph González de
Buitrago.
Hijo del matrimonio acomodado compuesto por Antonio González Cañas,
tratante de paños y María de Buitrago, ambos de Pedro Bernardo, Joseph se crió
en esta villa junto con dos hermanos, Ramón y Carlos. Llevó una vida normal, habiéndose casado y
tenido hijos que después le darían nietos. Ejerció cargos públicos tales como
el de Alcalde de la Villa
y árbitro de las elecciones de la Justicia.
En años posteriores llegó a ocupar la Administración del
Marquesado de Navamorcuende, auspiciado por el propio Marqués que le empleó
primero a él, y a un hijo suyo después. Los vínculos con la Casa del marqués y sus cargos
de importancia, le llevaron a crear un lobby de poder en el que entraron a
participar sus familiares directos; sus hermanos, primos, hijos, etc. que
recibieron estudios y ocuparon alguna escribanía de la zona, así como
determinados cargos en la justicia local.
Todo lo
anterior, sumado a la protección del Marqués de Navamorcuende, les otorgó un
estatus desde el que poder hacerse con considerables riquezas materiales:
ganados, terrenos, propiedades y labranzas, como se desprende de algunos
documentos consultados.
Tras quedar
viudo, Joseph se ordena sacerdote y se convierte en Párroco Beneficiado de la Villa de Navamorcuende. Tuvo
a sus hijos antes de cantar misa, lo cual no le supuso ningún impedimento para
la posterior consagración a la vida eclesiástica. Las riquezas amasadas por
Joseph y su familia debían suponer una gran carga fiscal para un vecino
pechero, por lo que en algún momento decide solicitar para sí la Gracia de Hidalguía, para
lo cual inicia un procedimiento ante la Cámara de Castilla, solicitando al Rey Carlos IV
la mencionada gracia y privilegios, alegando según se desprende de la misiva de
la Cámara al
Rey, lo que se expone a continuación:
“La
Camara , á 5 de septiembre de 1798.
De orden de Vuestra Majestad se ha remitido á
Consulta de la Cámara
un memorial de Dn. Josef Gonzalez de Buitrago, natural de la Villa de Pedro Bernardo, y
Cura Beneficiado de la de Navamorqüende, en solicitud de la Gracia y Privilegio de
Hidalguia para si y sus tres hijos y sucesores, havidos aquellos de su lexitimo
matrimonio antes de ser Sacerdote.
Á este fin expone ser descendiente de los nobles
fundadores de Pedro Bernardo (antes lugar de Navalasolana) y qe su
familia ha estado tenida por una de las de mas reputacion del pais: qe sus
causantes y el mismo pretendiente han obtenido los empleos de Alcaldes y
Procuradores y que con el objeto de ser util al publico construyo a sus
espensas una legua de camino de Puerto hasta la Villa de Sn
Estevan, otras dos al lugar de Serranillos y reedifico dos Puentes.
Tambien refiere la Chancillería la
genealogía del recurrente por ambas lineas hasta sus 3os abuelos
inclusivamte. Y los oficios de republica qe han servido
concluyendo con el dictamen de qe se considera acreedor á la Gracia qe pide
[…]”
Sin embargo, la concesión por parte del rey de un título de Hidalgo
conllevaría la pareja concesión de privilegios a sus hijos varones, nietos y
demás descendientes, y la consiguiente opción de que sus dos hermanos, Carlos y
Ramón, solicitasen al rey la misma gracia para sí y sus descendientes. En
pueblos pequeños, el hecho de que los miembros de una extensa familia dejasen
de contribuir a tenor de sus privilegios de hidalguía suponía una mayor carga
fiscal para los ya asfixiados vecinos pecheros, por lo que la vecindad de
Navamorcuende removió cielo y tierra a fin de evitar un mayor poder de la
familia Buitrago, que ponía en peligro su pan y el de sus hijos.
Localicé el expediente de hidalguía incompleto en el Archivo del Ministerio
de Justicia. La documentación se limita a un resumen de los antecedentes
realizado por la Cámara
de Castilla en la que manifiesta a Carlos IV que según el parecer de dicho
órgano sería de justicia de conceder al pretendiente los privilegios solicitados.
La documentación generada a lo largo de los siglos por la Cámara de Castilla y la Real Chancillería
se encuentran actualmente en el Archivo de la Real Chancillería
de Valladolid, donde tras hacer una consulta, no han aparecido más documentos
acerca de este expediente inconcluso. En el expediente localizado en el Archivo
General del Ministerio de Justicia, caja 2906, se sintetizan antecedentes y
pruebas a fin de resumir las informaciones presentadas a consulta de Su
Majestad, por lo que no pude obtener la genealogía del mismo.
Quizás más interesante, por el contrapunto que ofrece, es la súplica que
realizan los vecinos de Navamorcuende al monarca para que no se lo conceda, por
los motivos que argumentan con notable hartazgo y sólidas razones de interés
legítimo para el estado llano. Para los de Navamorcuende, los Buitrago y, sobre
todas las cosas D. Joseph, no eran más que unos tiranos enriquecidos a costa
del pueblo, afianzados por el poder que habían ido atesorando con el paso de
los años. Tal vez el expediente inconcluso lo sea porque las súplicas de la Villa de Navamorcuende
forzaron la no concesión de la hidalguía a D. Joseph.
Se resumen a continuación las alegaciones de la Villa de Navamorcuende
firmadas en 1798, acerca de la solicitud por D. José González de Buitrago de la
concesión del título de Hidalgo, estimando la dicha Villa por una parte, que
los fundamentos están viciados existiendo sobornos y falsedad testimonial, así
como que la concesión de este privilegio para sí y sus descendientes
perjudicaría gravemente a la
Villa de Navamorcuende por cuanto no serían capaces de
soportar la presión fiscal de tenerse a bien sus pretensiones:
“Señor:
El Concejo, Justicia, Reximiento y vezinos de la Villa de Navamorqüende,
Provincia de Avila, a los Reales Poderes de Vuestra Majestad, con la mas
profunda y debida veneracion exponen:
Que con motivo de la Instancia hecha a Vra.
RL. Camara por Dn. Josef Gonzalez Cañas (oy Buitrago) […]
el Tribunal siguiendo ese mismo concepto subdelego el encargo en su oidor Dn.
Francisco Ybañez de Leiba; pero estoe por sus ocupaciones […] lo resubdelego en
un Escribano qe. Fue el que hizo los cimientos del edificio falso
del expediente pasando al lugar de Pedro Bernardo, de donde son naturales el
pretendiente y toda su familia, y alli estuvo alojado en casa del Escribano
unico del lugar, Ramon Gonzalez (oy Buitrago) hermano entero del Prco.
Dn. Josef y despues lo estuvo en casa de este mismo en Navamorqüende,
regalado en una y en otra festejado y obsequiado: que fue lo mismo que hacerse
la informacion por los mismos pretendientes a su placer y devocion. […]
[…] La familia del Dn. Josef Gonzalez
jamas ha tenido el apellido de Buitrago hasta que se ha tomado de su madre;
pues que su padre se llamo Antonio Gonzalez Cañas; y siempre se exercitaron en
el trato y manufacturas de lanas ordinarias hasta que hizo algun caudal del
dho. Anttonio; dio estudios a su hijo, lo recibio de Abogado, lo caso y fue
Alcalde y luego de viudo Sacerdote.
Así empezo a fomentarse, se apropio del apellido
materno de Buitrago y consiguio la Administracion del Marques de Navamorqüende,
dueño jurisdiccional de dha. Villa: y con este motivo, demas de los intereses
que aumento, fue arbitro en las elecciones de Justicias, Capitulares y
Escribano del pueblo, qe. Por lo mismo puestos a su devocion le han
permitido ser despotico en todo el manejo publico, disfrutando por su persona y
por las de los suyos mas que todos los otros, y pagando o contribuyendo lo qe.
les ha parecido, de suerte que el infeliz vecindario se ha visto envuelto en
disputas continuas […]
[…] Si consigue la idea de hacerse noble habiendo
como hay pocos en el pueblo, se valdran de esta inopia para vincular y estancar
en su familia las varas de Justicias y Oficios de Reximiento tocantes al
estado. […]
[…] A la sombra de la Administracion del
Marques de Navamorqüende han estado los de dha. Familia Gonzalez (Cañas,
Buitrago o como quieran llamarse) y sucediendose en los empleos de padres a
hijos; de hermanos a hermanos; y de primos a primos; sin que haya podido haber
medio de refrenarles tamaño desorden aun a costa de crecidos desembolsos en
recursos a la Yntendencia ,
a la Chancillería
y al Consejo de Castilla, de que estan llenos estos Tribunales […] el pueblo se
ha fatigado en vano sin poder arrivar al puerto de su remedio.
Consiguiente al manejo de la Jusisdiccion ha sido
el de los caudales publicos, de los Propios y del Posito: el disfrutar lo mas y
lo mejor de los comunes con sus muchos ganados y labranzas, de manera que en
vez de poder decir el Dn.Josef que es un verdadero patrizio: que ha
proporcionado al pueblo de los mejores adelantamientos y ventajas, se puede
asegurar que ha sido un padrastro del pueblo, raíz muy fecunda de agravios, de
discordias, de quebrantos y de tantos otros graves perjuicios.
Sus meritos personales por lo tocante a Vra.
RL. Servicio se podrian regular por el suceso acaecido por el a
principios de este año, pues habiendo llegado al mencionado pueblo el Capitan
de Voluntarios de Castilla, Dn Manuel Cisneros, con once soldados y
nueve caballos en persecución de malhechores; fue necesario apremiar al Dn.
Josef en los terminos competentes a su estado a que vendiese tres fanegas y
media de cebada para darles las raciones que pedian, por habers negado y
resistido terriblemente a venderlas; y con todo exigio por cada una la cantidad
de sesenta rS, enormemente excesiva en aquel pueblo. […]
[…] Es bastante sabido que el Sor. Dn.
Felipe III, en el año 1619 consumio las exenciones de Caballeria concedidas
anteriormente por el Sor. Dn. Juan II. Sin embargo de las
limitaciones con qe lo habian sido por el perjuicio qe
causaban; y que resucitadas por el Sor. Dn. Enrique IV
tuvieron que limitar estas mercedes los Sores Reyes Catolicos en los
terminos justos […]
[…] Los exponentes acuden llenos de respeto filial
y confianza a Vros Rs Prs., y humildemente:
Suplican a V.M. que por un efecto de Vra.
RL. clemencia se digne a denegar dha. Solicitud al mencionado Prco.
Dn. Josef Gonzalez Cañas (oy Buitrago); y que en el caso de que por
Vra. RL. Camara se hubiese consultado a su favor, se
digne Vra. M. a devolverle la consulta […]
[…] Vuelva a
consultar V.M. lo que le parezca conforme y arreglado a Justicia, que los
suplicantes piden y esperan de su innata bondad y notoria rectitud de V.M. y en
ello recibir al mismo tiempo mi particular merced.
Llegados a este
punto, los lectores sacarán sus conclusiones de esta historia. Si se me
permite, yo me quedo con la moraleja de que en pleno año 2012, más de dos
siglos después, la cosa no ha cambiado tanto en España, a la vista de lo que
nos demuestran algunos de nuestros políticos, jueces, banqueros y otros “hidalgos” de la nueva era.
Pedro
Javier Granado
Capítulo 4: Los colmenares de la Tierra de Mombeltrán: Pedro Bernardo como primer productor de miel en el siglo XVIII.
Un
poco de Historia.
Curiosamente
fue Pedro Bernardo, pueblo donde la tradición apícola se ha ido perdiendo con
el paso de los años, el mayor productor
de miel de cuantos municipios se adscriben al señorío de los Duques de
Alburquerque. Al menos así se concluye tras consultar las Respuestas Generales
del Catastro que el Marqués de Ensenada, ministro de Carlos III, llevó a cabo a
mediados del siglo XVIII.
El
24 de agosto de 1751 finalizaba en Pedro Bernardo el censo que durante días se
desarrolló y que hoy nos ofrece detalles de todas las industrias, riquezas,
oficios, habitantes y demás parámetros estudiados por los estadistas de la
época. Tras consultar los distintos legajos, se desprende que en los pueblos
comprendidos dentro de la Tierra de Mombeltrán, encabezaba Pedro Bernardo la
producción de miel con sobrada ventaja (937 colmenas) frente a las 3 únicas
colmenas de Villarejo del Valle, o a la inexistencia de actividad apícola en el
hoy desaparecido Arroyocastaño, anejo de Mombeltrán.
La
pregunta nº 19 de las encuestas del Catastro de Ensenada trata sobre “si hay
colmenas en el termino, quantas y a quien pertenecen”. Descubrimos que en cada pueblo el número de
colmenas y de mieleros varía enormemente, si bien el rendimiento anual por
colmena oscila entre los 4 reales de vellón y los 6 reales de las más
prolíficas. Pedro Bernardo ostenta como decíamos el mayor número de colmenas y
de vecinos poseedores de colmenas y enjambres, por lo que deducimos que era un
oficio extendido entre la población (había más colmenas que habitantes) y que
exportarían la miel a pueblos o comarcas colindantes ya que la producción
superaría con creces la demanda local.
En
Pedro Bernardo, a la pregunta nº 19 “dixeron que entre los vezinos desta Villa
y su termino hay novezientas treinta y siete colmenas y doszientos y once
enxambres cuio numero se halla repartido” entre cuarenta y dos vecinos entre
los que destacan por el número de colmenas en propiedad Francisco Sánchez, con
ciento once colmenas y diez enjambres, Lorenzo Sánchez con cuarenta y dos
colmenas y diez enjambres, y Joseph Sánchez del Arco con treinta y cinco y diez
enjambres. Estas novecientas treinta y siete colmenas “componen el expresado
numero sin que en este termino ni a vecinos de esta Villa correspondan otras
algunas, y preguntada quanta sea la utilidad de cada una un año con otro,
dixeron ser la de cinco Rs (reales) inclusa la enjambre”.
Para
hacernos una idea del valor de una colmena en aquella época, en las respuestas
particulares de mi antepasado Juan González Robles-Villanueva, que poseía dos
colmenas y un enjambre para el gasto de casa, su vivienda tendría un
rendimiento anual por arrendamiento de 15 Rs, pues dice el Catastro que poseía
“una casa situada al barrio del Molinillo, con vivienda alta y baja, bodega, y
un huerto accesorio a otra casa. Linda por poniente con Joseph Grajal, vecino
de Mombeltrán, y por sur con calle que va al Arroyo de las Casas, en la que
habita. Si la arrendase pudiera valer en cada un año quince reales de vellón”.
Imaginamos que los grandes apicultores, que rebasaban el centenar de colmenas,
obtendrían importantes beneficios de la explotación.
En
Lanzahita, “a la decima nona dixeron que en el termino de esta villa se
encuentran doscientas y veinte y siete colmenas”, pero en este caso, repartidas
entre menos apicultores, entre los que destaca el Licenciado Don Alonso Jiménez
con ciento ochenta y una.
En
Gavilanes, “dixeron que en distintos sitios del termino había ciento y veinte y
quatro colmenas”, repartidas entre dieciséis apicultores, que darían de
rendimiento 4 y ½ Rs. de vellón.
En
Mijares, responden los lugareños que “habra doscientas colmenas de diferentes
vecinos que constaran de sus respectivas relaciones y cada una dara de utilidad
anualmente quatro reales de vellon y responden”.
Colmenas según el censo del marqués de la ensenada en 1751
(Tierra de Mombeltrán)
Localidad
|
Colmenas
|
Enjambres
|
Propietarios
|
Colmenas X
apicultor
(Promedio)
|
Rdto. Anual (Rs)
|
Rdto. Total (Rs)
|
P.Bernardo
|
937
|
211
|
42
|
22.30
|
5
|
4685
|
Las
Cuevas
|
617
|
-
|
14
|
44.07
|
5
|
3085
|
Santa
Cruz
|
535
|
-
|
12
|
44.58
|
6
|
3210
|
Mombeltrán
|
494
|
-
|
9
|
54.88
|
6
|
2964
|
Lanzahíta
|
227
|
-
|
8
|
28.37
|
5
|
1135
|
San
Esteban
|
221
|
-
|
7
|
31.57
|
5
|
1105
|
Mijares
|
200
|
-
|
-
|
-
|
4
|
800
|
Gavilanes
|
124
|
-
|
16
|
7.75
|
41/2
|
27.5
|
Serranillos
|
17
|
-
|
5
|
3.4
|
5
|
85
|
Villarejo
|
3
|
-
|
2
|
1.5
|
5
|
15
|
Arroyocastaño
|
-
|
-
|
-
|
-
|
-
|
-
|
TOTAL
|
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La
industria apícola abulense en la actualidad.
Según
el Estado por provincias del número de colmenas, del anuario estadístico
1866–1877 en la provincia de Ávila había 7479 colmenas de 358 propietarios. En
1943 había en Ávila 4929 colmenas según el anuario estadístico que obra en
poder del INE. En base al Registro Apícola de Castilla y León, en 1999 existían
en la provincia de Ávila 49 apicultores profesionales inscritos y 7382 colmenas
declaradas, un número lejano a las 4098 colmenas repartidas en 35 explotaciones
con que contaba la provincia en el Censo Agrario de 2009. Las fluctuaciones se deben principalmente al
extraño fenómeno mundial que está matando los enjambres, lo que técnicamente se
conoce como “desabejización”, acuciada por la proliferación del ácaro varroa, y
según algunas voces, por las ondas electromagnéticas de la telefonía móvil y el
uso indiscriminado de productos fitosanitarios en nuestros campos. En 2008
desaparecieron por el fenómeno de desabejización nueve mil millones de abejas,
cientos de miles de colmenas arrasadas.
En
la actualidad, Valle del Tiétar es uno de los referentes nacionales en
apicultura, no por el volumen de su producción ni por la marca externa de los
productos derivados de esta industria, que pasa inadvertida en el mercado, sino
porque es un lugar atractivo para los apicultores trashumantes de otras
regiones que acuden con sus colmenas para aprovechar la riqueza y calidad de
los pólenes de la zona, así como el benigno microclima que esta tierra ofrece.
Además, contamos con el único museo vivo de la apicultura en Poyales del Hoyo,
el Aula-Museo “Abejas del Valle”, que desarrolla una enorme labor divulgativa
de acercamiento a la apicultura en un magnífico centro de interpretación en el
que se puede ver en directo el funcionamiento de una colmena sin contacto físico con las abejas, a través
de un aula acristalada, con videos didácticos y la inestimable presencia y
explicaciones de su creador.
En
Pedro Bernardo también quedan mieleros que siguen con la tradición y obtienen
de las flores de brezos, piornos, castaños, robles y jaras el dulce néctar que
da esta tierra. Javier Sánchez Vetas es uno de los apicultores locales que
explota una colonia de unas cincuenta colmenas en plena sierra de Pedro
Bernardo. Lanzahiteño de pura cepa, aprendió las artes de la miel de su suegro,
veterano apicultor de Lanzahita que también tiene sus colmenas en Pedro
Bernardo, y se animó a emprender su propia explotación. Conocí a Javier en la
Feria de Mayo de Pedro Bernardo donde instaló un puesto de venta de productos
apícolas, desde la miel que él mismo extrae de sus colmenas a los jabones
naturales de polen, bálsamos de cera y otros cosméticos naturales elaborados
por su compañera, Ana Molero.
Tuve
ocasión de conversar con Javier sobre sus impresiones como apicultor, y me
explicó la importantísima relación simbiótica del hombre y la abeja, pues son
ellas las que polinizan las flores de las que después salen los frutos que nos
alimentan, y del mismo modo, su importancia sobre la flora salvaje, cuya
reproducción depende estrechamente de los polinizadores. Javier ama la
naturaleza y los oficios tradicionales, y disfruta aprendiendo cada día de la
las abejas que trabajan para él. La rígida jerarquía de la colonia, el poder de
la reina, la sumisión de las obreras y los zánganos, las danzas comunicativas,
la organización de las guarderías y las celdas de cría… Una colmena es una
sociedad en miniatura que sorprende al observador.
Javier
trata de explotar sus colmenas de forma ecológica; así, utiliza las hojas de
tabaco como desparasitante para sus abejas, e intenta no sobreexplotar los
panales y seguir el ciclo natural de la colmena, interfiriendo lo menos posible
en el desarrollo de la colonia. Se considera un amante de las abejas, pero
sobre todas las cosas, ama y valora la tierra a la que le ha tocado pertenecer.
Destacó la calidad de la miel de esta zona, ligada a la riqueza de nuestra
flora local. Desde los encinares, melojares y jarales del monte al fondo del
valle a los bosques de castaños y terrazas de olivos y frutales diseminadas en los
barrancos de nuestras sierras, las retamas amarillas, los piornos, los
brezales, los cambriones, los tojos, enebros y tantas otras especies que se
crían arriba en las cumbres.
Capitulo 3: Los orígenes asiáticos del traje de serrana
(sigue de la página inicial)
Todos los registros, que ya fueron digitalizados porla Sociedad Genealógica
de Utah en los años 90 del siglo XX, desde 1640 a 1890 están
disponibles como recurso online y a través de esta herramienta los estoy
indexando en una base de datos, rudimentaria pero útil, para poder elaborar en
unos cuantos “clicks” la genealogía de cualquier cucharero que lo requiera.
Tengamos en cuenta que un documento se considera “histórico” desde que cumple
100 años, por los que de acuerdo a la
LOPD vigente en nuestro país el acceso a registros
parroquiales de menos de 100 años de antigüedad no está permitido salvo que
exista interés legítimo y probable. (podríamos indexar los registros hasta
1912).
A nadie se le escapa la hermosura y
vistosidad de los bordados de nuestras serranas. Los mantones, los manteos,
faldriqueras y hasta los zapatos. Por no hablar de las coloridas ropas con que
vestimos a nuestros caballos en las fiestas.
Hace un par de años, observaba
detenidamente el mantón que lucía una serrana de mi familia en las fiestas de
San Roque. Encontré un templete oriental con una pareja de chinitos cobijados
bajo su tejado de pagoda, en medio de un montón de flores. Fue entonces cuando
me interesé por los orígenes de estos mantones. Y, para mi sorpresa, hace
siglos que los nuestros antepasados lucen prendas “Made in China”.
Los
bordados de Manila y los motivos orientales en nuestros trajes típicos.
Como sabemos, Filipinas fue colonia
española siglos. La presencia española en el sudeste asiático potenció el
conocimiento de otras culturas en Europa. Sin ir más lejos, nuestro paisano San
Pedro Bautista, natural de San Esteban, fue embajador de Felipe II en Japón y
allí murió como mártir de la iglesia. Los comerciantes de aquellos tiempos
descubrieron en China los ricos bordados en seda que lucían las mujeres sudeste
chino, concretamente de la provincia de Fu-jian. Importaron a España aquellos
tejidos bordados, que no tardaron en enamorar a las mujeres de todas las
clases. Aunque la importación se mantuvo hasta el siglo XVIII, las bordadoras
españolas comenzaron a inspirarse en estas prendas para bordar sus propios
elementos de vestido, dibujando con el hilo flores autóctonas como rosas y
claveles.
Aunque el origen de estos bordados es
China, lo que hoy conocemos como “Mantones de Manila” ha pasado así a la
historia por embarcarse esas importaciones es el puerto de Manila, capital de Filipinas,
desde donde los barcos traían a España, a Europa y a las colonias hispanas en
América los bordados asiáticos tan valorados en todo el imperio español. En el
siglo XIX era una prenda de uso cotidiano entre mujeres de todas las clases, si
bien siglos atrás había estado relegado a las clases más pudientes.
Quizá el caso más claro del
origen oriental de los antiguos tejidos de nuestras serranas, sea el del mantón
que os comentaba al principio. Pero no es difícil ver pájaros tropicales,
mariposas de colores imposibles y flores de todas las formas y coloridos. Estos
motivos son herencia imaginario colectivo inspirado en los motivos orientales
de los primeros mantones, que se copiaban generación tras generación sobre
paños y sedas producidas en origen. Lo más probable es que los mantones más
antiguos procedan de China o de Filipinas, pues se han documentado trajes con
más de 2 siglos de antigüedad. Sin
embargo, muchos de aquellos bordados en seda procederán de las industrias
sederas que florecieron en el Valle del Tiétar en el siglo XVIII, cuando esta
zona producía sedas para vestir a las más importantes casas de toda Europa,
incluidas las ropas que iban a parar a la Corte Española. De
bordadoras locales sobre paño castellano, pero, en fin, con el colorido y los
motivos bucólicos heredados de aquellos géneros orientales que han perdurado
hasta la actualidad.
Capìtulo 2: El origen de los apellidos cuchareros
(sigue de la página inicial)
Todos los registros, que ya fueron digitalizados por
Es un trabajo arduo y que cunde poco, pero
que servirá para descifrar el origen de todos los cuchareros en la medida de lo
posible.
La
endogamia en las familias de Pedro Bernardo.
La ubicación del pueblo, en una zona de
montaña, tradicionalmente pobre por las dificultades orográficas y geográficas
para el desarrollo eficiente de la agricultura y la ganadería así como las
pésimas comunicaciones con los núcleos comerciales, hizo que durante siglos se
produjese una fuerte endogamia entre las familias cuchareras. Tanto es así, que
se puede aseverar que durante más de 500 años, los apellidos más arraigados no
han variado un ápice. Los Robles, los Sierra, los Bardera, los Cabrero, los
Manso, los Granado, los Capitán, los
Villacastín, son apellidos que han permanecido inmutables desde, al menos, el
siglo XVI.
La endogamia produjo además manifestaciones
fisiológicas en los descendientes de Pedro Bernardo, tanto es así que en el
siglo XVIII existen varias anotaciones en los registros de bautismo donde se
puede leer que varias decenas de niños y niñas presentaban polidactilia al
nacer (más de 5 dedos en cada mano) lo que los párrocos anotaban a modo de
curiosidad: “Fulano de tal, nació con 6 dedos en una mano”. Seguramente otras
enfermedades congénitas derivadas de la endogamia ejercida durante siglos
afectaron a la población, como la hemofilia y otras causantes de muertes
prematuras, algo que junto a la precariedad sanitaria y a las deficiencias
alimenticias avivaron el drama de la elevadísima mortalidad infantil de la
época. De hecho, cada año decenas de niños y niñas fallecían prematuramente,
hasta tal punto que los registros de defunciones en los anales parroquiales se
contabilizaban aparte, existiendo un registro de “párvulos finados” y una zona
específica para los enterramientos de niños, primero dentro del propio templo,
después en el cementerio de la plaza de la iglesia, y desde principios del
siglo XIX en el que conocemos como “cementerio viejo”, junto a la Ermita de El Santo.
Los
apellidos cuchareros
En la crónica de D. Rufino Martín Romero,
publicada en 1899 “Reseña Histórica de la Villa de Pedro Bernardo”, nos habla de la
existencia de un libro que por casualidad cayó en sus manos en el que el Padre
Fray Diego, jesuita de Pedro Bernardo en el siglo XVI, mencionaba como algunas
de las más antiguas familias del pueblo a los “Arcos, Barderas y Mansos”, que
según sus informaciones procedían de tierras de Ávila y del norte de Castilla.
Del libro nada se sabe. Uno de los descendientes de D. Rufino, Juan Ignacio H.
Martín Romero, es hoy una de las personas que investigan la historia del
pueblo, pero nunca logró localizar entre los viejos papeles de su antepasado
aquel valioso libro, que, de existir nos sacaría de muchas dudas. Sin embargo,
Fray Diego no estaba desencaminado, pues lo que sí es demostrable es que los
Sánchez del Arco, los Bardera, los Manso, los Fernández y muchos otros como los
mencionados párrafos atrás se repiten en todos los documentos históricos que se
conservan desde el siglos XVII.
Desde el proceso de deslinde y
amojonamiento en el siglo XVII, los libros de fábrica de la Iglesia , los de las
cofradías (el acta de la
Cofradía de la Vera Cruz
de 1575, entre otros documentos) la
Carta de Villazgo, los cuestionarios del Catastro de Ensenada
en el siglo XVIII, y decenas de documentos que se conservan en sendos archivos
de toda España, son apellidos frecuentes
y constantes que aún hoy perseveran entre la población de Pedro Bernardo.
Algunos apellidos compuestos se han perdido
o han derivado en nuevos apellidos. Los Sánchez del Arco, eran una de las
familias más reputadas y extendidas hasta principios del siglo XX. Casi todos
los descendientes de los Sánchez del Arco
son hoy sólo Sánchez, como sucede con los Sánchez del Egido, Sánchez
Pedrona, Sánchez de Eugenia… Lo mismo sucede con los Fernández Cabezudo
(evolucionados a Cabezudo), Fernández Motito, con los González-Capitán,
evolucionados a Capitán.
Apellidos antiguos que han permanecido
invariables, y que aparecen en la historia cucharera al menos desde el siglo
XVII son los Bardera (antes Vardera), los Blázquez, los Granado (hasta 1815
compuesto García-Granado), los Robles, los Santos, los Redondo, los Blanco, los
Manso (antes compuesto Rodríguez-Manso).
Apellidos que se han perdido son los Vélez,
los Fernández-Real, los Sánchez de la
Diega , etc.
Muchos de los García que hoy abundan en
Pedro Bernardo proceden también de apellidos compuestos. Es el caso de los
García-Bajo y los García-Pancho (todos los Brincos de Pedro Bernardo que llevan
el apellido García derivan del compuesto Garcia-Pancho, presente en Pedro
Bernardo desde hace más de 400 años y descompuesto a mediados del siglo XX),
los Garcia-Carroña, de importante trayectoria en el pueblo, los García-Arenal,,
etc.
Apellidos exógenos de los que se conoce su
procedencia cierta son, por ejemplo, los Buitrago, procedentes de un industrial
lanero instalado en Pedro Bernardo hace 300 años procedente de la Villa de Ajofrín, los De
Boso, que vinieron en el siglo XVII desde una aldea del Reino de Galicia, los Díaz
de Aguilar, descendientes del médico extremeño D. Francisco Díaz de Aguilar,
instalado en Pedro Bernardo en el siglo XVIII procedente de Las Villuercas, o
los González-Pato, que vinieron desde la feligresía de Xunqueira de Espadanedo
(Reino de Galicia) a través de los pueblos de Navalosa y Hoyocasero, o los
Martin-Romero, llegados desde Guadalupe en el XIX.
La investigación genealógica de los
cuchareros no ha hecho más que empezar. Si tienes cualquier duda sobre tu
apellido o tu familia no dudes en escribir un comentario en esta sección, si
tengo una respuesta para ti será un placer contestarte. Si tienes cualquier
información relevante para la investigación ponte en contacto conmigo.
Nos despedimos hasta la siguiente entrega
de Raíces Cuchareras, espero que os haya gustado
Capítulo 1: Don
Joseph Sánchez-Gallardo: un médico de Pedro Bernardo que salvó a sus convecinos
de la pandemia de viruela en 1787
Don Joseph Sánchez-Gallardo: un
médico de Pedro Bernardo que salvó a sus convecinos de la pandemia de viruela
en 1787 La viruela ha sido desde tiempos remotos una de las enfermedades
infecciosas que más han castigado al hombre. Las pestes de viruela han sido
temidas desde al antigüedad por la alta mortalidad que ocasionaba en las
poblaciones. Los brotes de Variola virus asolaron pueblos y ciudades por todos
los continentes hasta que en el siglo XVIII empezó a buscarse una solución
preventiva: la vacuna. En medio de celebridades médicas y aristócratas ingleses
encontramos al médico rural de la Villa de Pedro Bernardo, Joseph
Sánchez-Gallardo. Un completo desconocido que como veremos en este artículo
jugó un importante papel en la batalla contra la viruela, no sólo en el Valle
del Tiétar sino posiblemente en todo el mundo.
Antecedentes sobre al vacunación de viruela
Lady Mary Worhtley-Montagu, una aristócrata inglesa nacida en
Nottingham en 1689, presenció en un viae a Turquía como los locales se
pinchaban con agujas infectadas de viruela animal para no contraer en el futuro
la temida enfermedad. Trató de extender ésta práctica de regreso a su patria,
pero su condición de mujer le costó la oposición de la Iglesia de Inglaterra y
de la comunidad científica del país. A pesar de éstos y otros antecedentes, la
fecha oficial de la creación de la primera vacuna contra la viruela es 1796,
cuando en medio de una pandemia de viruela que asolaba Europa Edward Jenner, un
médico rural inglés, observó que las mujeres que ordeñaban vacas se veían
afectadas por lo que parecía una “viruela menor”, que vinieron en llamar
“viruela de las vacas o “cowpox”. Las mujeres previamente infectadas por esta
variante del virus de la viruela, no contraían nunca más la viruela humana. El
virus de la peste
Las soprendentes aportaciones del médico rural de Pedro
Bernardo.
A Jenner se le atribuye la paternidad de éste progreso para
la humanidad, sin embargo, 9
años antes, en 1787 el médico cucharero D. Joseph Sánchez-Gallardo, llevó a
cabo una “protovacunación” exitosa entre la población de Pedro Bernardo que
trascendió mas allá de nuestras fronteras.
Una prestigiosa publicación francesa de la época se hizo eco
de tan importante hazaña. La actual casa editorial Mercure de France fundad en
fue en origen una revista literaria fundada por Jean Donneau de Visé en 1672
bajo el nombre de “Mercure Galant” reogía en su número fechado el 1 de
septiembre de 1787 la noticia del importante paso de nuestro paisano
Sánchez-Gallardo. Dice textualmente así:
On écrit
de Pedro Bernardo, petite ville du diocese d´Avila, dans la Castile vieille, du
14 Aôut, que Don Joseph Sanchez Gallardo, Médicin de cette ville, a fair
inoculer avec plus grand succès 223 personnes des deux sexes & de différens
âges, dont il n´en a péri aucune, & dont plusieurs n´ont seulement pas
gardé le lit, tandis que dans le nombre de ceux qui ont eu naturellement la
petite vérole, il en est mort trente-cinq.
La traducción castellana viene a decir algo así: Escribimos sobre Pedro Bernardo, un
pequeño pueblo de la diócesis de Ávila, en Castilla la Vieja, donde el 14 de
agosto don Joseph Sánchez-Gallardo, médico de la villa, ha inoculado con éxito
(el virus de la viruela) a 223 personas de sexo masculino y femenino de
diferentes edades y que no murieron; muchos de ellos tan siquiera han
necesitado guardar cama, mientras que de aquellos que han tenido viruela
natural, han muerto treinta y cinco.
Sorprende el alcance de la noticia. Parece un relato fantástico y
se tiene en cuenta la precariedad de los medios de que podía disponer un médico
rural de la época para llegar a tan asombrosa meta. Cuesta aún más imaginar los
obstáculos que debió sortear el Dr. Sánchez-Gallardo en la España de a época:
cómo debió manejarse para convencer a la población de que la inoculación les
inmunizaría y protegería de un futuro contagio mortal de la viruela, en medio
de una pandemia tan violenta y mortífera y casi un siglo antes de los primeros
hallazgos del científico francés Louis Pasteur.
Los Sánchez-Gallardo en Pedro Bernardo.
A lo largo de mi investigación genealógica he ido
escudriñando buena parte de la historia de la familia Sánchez Gallardo, que
siempre fue una de las más reputadas en el Pedro Bernardo del siglo XVIII. La
primera referencia de un Sánchez-Gallardo nacido en Pedro Bernardo –desde que
constan registros- data del año 1658. Juan Sánchez-Gallardo y María García, su
esposa, bautizaron en ese año a su recién nacida hija Isabel.
Joseph Sánchez Gallardo vino al mundo en Pedro Bernardo casi
un siglo después en la primera mitad del siglo XVIII. Según he podido
averiguar, Joseph y sus hermanos Gabriel y Antonio, fueron médico y cirujanos
de la villa respectivamente, en el último cuarto del siglo XVIII.
Sánchez Gallardo había tomado el relevo a su predecesor como
médico de la villa, mi pentabuelo, el doctor extremeño Don Francisco Díaz de
Aguilar. Mi antepasado había llegado a Pedro Bernardo para ejercer la medicina
en Pedro Bernardo en torno a 1750 desde el pequeño pueblo de Deleitosa,
enclavado en la actual Comarca de los Ibores.
Se sabe más bien poco sobre la biografía de éste médico
rural que fue capaz de salvar la vida a más de 200 vecinos de la localidad en
plena peste de viruela por el método de la inmunización por inoculación de
cepas emparentadas. Pude rescatar su rúbrica fotografiando una hoja suelta
depositada en un libro de difuntos que se conserva en el Archivo Diocesano de
Ávila, una carta manuscrita del Dr. Sánchez Gallardo al alcalde de Pedro
Bernardo, en la que Joseph y sus dos hermanos, en calidad de médico y cirujanos
del lugar, emitían el informe sobre la exploración del cuerpo de una joven de
17 años que había aparecido estrangulada con violencia en la bodega de su
casa.
D. Joseph Sánchez Gallardo nos dejó su firma en aquel papel,
pero también marcó para siempre el destino de los que hoy seguimos formando
parte del pueblo de Pedro Bernardo porque salvó a nuestros antepasados de una
muerte segura.
Hola¡ soy una Sanchez del Arco en busca de sus raíces. Agradecería tu ayuda.
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