Por Antonio Cabrero Díaz
Hola amiguitos y amiguitas de PB digital, aquí estamos otra
vez después de haber superado la pasión y un auténtico vía crucis de cañas,
rondas y juergas hasta la madrugada, decepcionando de nuevo a los que piensan
que este que escribe y su panda van a dejar la fiesta y el cachondeo, y
confirmando que no somos un ejemplo a seguir, aunque estemos mucho más cerca
del evangelio que la multinacional llamada “iglesia” y de su jefe de estado, el nuevo papa “financiero”
Francisco.
Antes de comenzar con el nuevo escrito, que habla del éxodo
de nuestra mejor juventud al extranjero, debo destacar la gran hazaña cometida
por mi amigo Rubén, que en un alarde de difícil comprensión ha superado el
récord de nuestro amigo Charly (el largo).
Este último hace muchos años invitó a la peña me mata a su
cumpleaños, siendo el mismo el único que no acudió a su propia cita.
Rubén convocó un pleno para rebajar el sueldo de la
corporación municipal, e incluso para cambiar de alcalde, y a la hora de votar
las propuestas, siendo su voto decisivo, lo concedió para favorecer al alcalde
que quería deponer. ¡No me digan que no es fantástico!
El esperpento ha sido elevado a lo más alto por nuestro
protagonista, que ha dejado en un segundo plano al mismísimo Valle-Inclán.
Para ambos artistas, en especial para Rubén, mi máxima
admiración y respeto, porque como dice Peret, “es mejor reír que llorar”, y yo
me he reído un rato. Sin más, esperando que les guste, y que les disguste, les
dejo con:
TODA LA NOCHE SIN DORMIR
A mi quinto Chuchi “merenda” porque me ha dicho que me lee,
y eso me hace mucha ilusión, aparte de que siempre me trasmite buen rollo, y es
sin duda buena gente que camina.
A Jesús González, poeta, que desprende arte y sensibilidad
por todos los poros de su piel y que esta en las más altas esferas de la buena
gente que camina.
A Jorge García “Jou”, que ha sido LAMENTABLE su ausencia en
semana santa, y que espero no se vuelva a repetir en futuras ocasiones, porque
con él todo es mejor, y porque le he echado mucho de menos, y los demás
también.
A Sonia (anónimo no empieces con lo de que me pone), porque
se va buscando nuevos horizontes para poder tener un futuro mejor, y para que
sea valiente y le vaya lo mejor posible.
“A veces las palabras hieren
Como puñales largos,
clavados por el odio.
En ocasiones, las
mismas, son como balas
Disparadas con sangre y fuego.
Y otras veces, muchas más,
Acarician rozando el alma…”
Jesús González
Dentro de la cama las sábanas se agarran a mí, me rodean
todo el cuerpo, y me aprietan con la fuerza de una serpiente descomunal. No
puedo dormir, no puedo dejar de pensar que la noche dejará paso al día, y con
él a mi irremediable partida.
Me doy la vuelta y veo mis maletas, a la vez pienso que mi
vida va dentro. Los recuerdos, los amigos, la familia, mi barrio, mi pueblo,
quedan fuera de ellas.
El reloj hace volar los segundos, disparan las horas, y yo
no quiero eso. No quiero que llegue a la cifra exacta de mi adiós, mejor dicho,
de mi hasta luego.
Una imagen cruza por mis ojos cerrados y se queda flotando
en mi mente. Es un cartel que destaca entre los jóvenes que protestan en una
manifestación, en donde pone, “no nos vamos, nos echan”. Pienso a través de una
sonrisa furtiva que es una verdad como un templo.
Yo no me quiero ir, me siento muy a gusto donde estoy, junto
a mi gente, a la cual quiero mucho, pero no hay más remedio, lo tengo que
hacer. Aquí sólo me espera paro y desilusión, sí, yo tampoco me voy, sí, a mí
también me echan.
Soy joven, preparada, valgo tanto como el que más, formo
parte de la generación mejor preparada de España, pero mi país, mis
gobernantes, parecer ser que no me quieren. No quieren recuperar y amortizar lo
que los ciudadanos con sus impuestos han invertido en mí.
Mi cuerpo gira sobre mis sueños, y mi angustia no me deja
descansar. Tengo miedo a lo que me espera, a lo desconocido, no sé si me voy a
adaptar a otro país, otra cultura, a diferentes maneras de vivir. Tampoco se si
seré bien recibida, ni como me tratarán.
La incertidumbre atrapa mis dudas, la rabia estrangula mi
sangre por el recuerdo de las palabras de la política de turno, la cual dijo
que los jóvenes españoles se van del país porque tienen espíritu aventurero y
les gusta viajar.
Ella es la que nunca se irá forzada. Ellos, los políticos,
son los únicos que tienen la patente de la permanencia. Ellos son los que nos
echan con sus medidas de ajuste y recortes. Ellos y sus hijos son los que
tienen el futuro asegurado a costa de que nosotros perdamos derechos y les
demos nuestro dinero.
Las manecillas del reloj ahora parecen flechas que lanza el
arco que forman los números. Una me ha dado en el corazón. Ha tocado el rincón
donde guardo el cariño a mi familia, me ha sesgado mis sentimientos, mi querencia
hacia mis padres y hermanos.
Deseo que a mí me acojan mejor de lo que aquí hemos acogido
a los inmigrantes que han venido de otros rincones del mundo a buscarse la
vida. Ahora comprendo, aún más si cabe, su situación, lo duro que es abandonar
a los tuyos, dejar tu tierra, y llegar de nuevo a otro lugar con diferentes
raíces y costumbres.
Las horas han devorado a los segundos, es el momento, estoy
preparada, aquel que viaja abre su mundo y su mente. Se convierte en una
persona más tolerante, más abierta, más humana, y yo por supuesto que quiero
serlo.
Desde el avión Madrid se queda pequeño y lejano, reducido a
un puzzle con piezas de diferentes colores. El aire abre las nubes y descubre
mi nuevo horizonte. Se me ha pasado el miedo, y me han entrado los nervios,
aunque estoy más tranquila. La esperanza de aprender va venciendo al pánico de
no poder conservar lo que uno tiene, y perder la protección de tus seres
queridos.
Cierro los ojos, me olvido de todo lo malo, y busco el lado
positivo, sobre todo el lado bueno de la gente. Entonces mi cerebro se queda
con las palabras de un señor mayor aconsejándome en un bar de mi pueblo,
mientras pasábamos un rato agradable tomando cañas, palabras que van provocando
que me quede dormida, relajada, feliz, tranquila…
“Mira tú te vas, que te mola, pues te quedas, que no, pues
te vuelves, hagas lo que hagas estará bien hecho, y no te preocupes, que la
gente que te quiere estará aquí esperándote con los brazos abiertos.”
Querido Toñín,como en las buenas películas románticas,quiero decirte que yo tambien te he hechado de menos,que cada vez que sostenía una caña en mi mano con un valenciano al lado,me venían a la mente esas largas horas que estamos juntos dando los primeros sorbos a una cerveza y rodeados de racines de magros vacías,je,je.
ResponderEliminarDecirte tambien que antes de emigrar,siempre nos quedarán las Lanchuelas y el Majanieva,donde las yeguas corren plácidamente y las aceitunas no!!!.Yo tambien te quiero y te extraño.Muac,muac,muac.
Jou
Mira que eres tragico!!!!...Y de que te mola...no hace falta decirlo, se ve!! jajajaja
ResponderEliminarEl señor mayor le recuerda al joven que "libertalia" se escribe con "L" de lelo, y que es la segunda vez que lo pone mal (si lo se dejo el nombre anterior). No pasa nada lo entiende el hecho religioso deja mucha resaca. Al anónimo le he puesto el cebo y ha picado, por fin ha hecho un comentario, ¡ya era hora!. Jou que te voy a decir que no sepas, yo también te quiero. Salud a todos y a todas.
ResponderEliminarAntonio Cabrero Diaz (no dejen de leer "el otro blog")
El anónimo,tras tragarse el anzuelo en su actual y primera lectura,hace su comentario: suerte Sonia.
ResponderEliminarMe vais a hacer llorar, casi casi os estáis dando cuenta lo que es marcharse al extranjero y saber que estáis en el pueblo y no poder estar. Lo que me alegra y esto no va por ti Toñín sino por Jou es que este año ganamos la Décima . Cuando se vive fuera sentimos aún más los colores!
ResponderEliminarNos vemos este verano.
Otro que os quiere
Uno que vió al Toulon este domingo clasificarse para las semis de la H CUp