El Rincón de Toñín


Hola amiguitos y amiguitas de PB digital, aquí estamos otra vez. Hoy les voy a hablar de una especie que creía extinguida por la actual crisis, pero que sigue vivita y coleando, les estoy hablando de los que se creen importantes, y  no tienen ningún reparo en menospreciar y atacar a personas que siendo de la misma familia genética llevan una vida totalmente distinta a la suya, sin más, esperando que les guste, y que les disguste, les dejo con:

GENTE IMPORTANTE

Mi opinión es que el trabajo, según esta planteado por el sistema capitalista, esclaviza al hombre y para nada le dignifica. También pienso que sólo hay una cosa peor que trabajar y es no trabajar.

Respeto a todas aquellas personas que consideran que para ser alguien de provecho, y digno de admiración, hay que ser un trabajador nato. Cuando muere una persona la gente para resaltar su valía utiliza la coletilla, “era muy trabajador”.

Actualmente la manera de producir esta planteada de una forma poca solidaria y nada justa. Unos pocos se hacen con la mayor parte de beneficios, y el resto se reparten lo que les queda o les dejan.

Formamos parte del engranaje de una cadena de montaje que esta perfectamente engrasada y ordenada. Poco margen dan para que alguna oveja se pueda descarriar, pero cuando esto sucede los peores guardianes de lo injusto no son los dueños de la máquina, sino los que la arreglan cuando se rompe, que son de la misma clase que los insumisos y rebeldes.

Hay personas que deciden vivir alejadas de la competitividad y la presión de lo políticamente correcto. Hay gente que vive sin trabajar, o que trabaja lo menos posible, y lo hacen sin robar nada a nadie, simplemente creándose las menores necesidades posibles.

El actual presidente de Uruguay dijo en una entrevista en televisión que él practica la austeridad para disponer de tiempo para hacer las cosas que le interesan y verdaderamente le gustan. Esta persona da prioridad a actividades que llenan su interior, y rechaza los lujos y la riqueza que le subirían a las cumbres en donde están las personas poderosas e importantes.

Las clases medias se componen de habitantes de países desarrollados que tienen las necesidades básica cubiertas; alimento, vivienda, educación, y sanidad. Una inmensa mayoría de los que la componen decidieron tomar el camino de las necesidades creadas, del quiero y no puedo.

A pesar de la crisis económica, y de nuestra actual recesión, el pensamiento mayoritario no ha cambiado, se sigue valorando a las personas por lo que tienen y no por lo que son. Es habitual encontrarse a un vecino, a un amiguete, a alguien como tú, y que te cuenten lo bien que le va en su trabajo, lo importante que es para su empresa, y que el trabajo que desempeña, tú, como casta inferior que eres, nunca podrías hacerlo.

Estos individuos son los que critican de manera más cruenta a personas como yo, que quieren trabajar lo menos posible, no ser importantes para la empresa, y si es posible vivir sin trabajar.
Si eres ingeniero y tienes la idea sibilina de irte a vivir a tu pueblo, tomártelo con calma, trabajar de chispas, sí de chispas, ¿qué pasa?, y no aspiras a nada más en la vida que a vivirla tranquilamente y con calma, eres un auténtico vago y un sin sangre.

Si has alcanzado un excelente puesto en tu empresa, tu carrera profesional llega a lo más alto, y no haces ni caso, sigues con tus amistades de siempre aunque sean operarios, tomando café, cañas, o copas, no sabes lo que te estás jugando. No te estás dando cuenta de los problemas que te puede acarrear tu normalidad. Lo más probable es que los que están arriba te vean como una amenaza al demostrar que tienes personalidad, y así vivirás peor, no ascenderás en tu trabajo, y lo que es más grave, a la hora de despedir a alguien tú estarás el primero en la lista.
Algunos no ven, o no quieren ver la realidad de las cosas. No quieren darse cuenta de que son un número dentro de una ruleta que es de todo menos de la fortuna. Hacen caso omiso a los golpes de realidad que nos da la vida, no descifran el mensaje que nos transmite un sistema capitalista corrupto y abusivo.

La “gente importante” no puede defender al débil porque sería reconocer que ellos forman parte de esa condición, y atacan a sus semejantes para demostrar que su objetivo es ser como los que les tienen esclavizados y pluriexplotados a bajo coste.

Los que practican la austeridad son sus peores enemigos, porque viven su vida sin meterse con nadie, y lo que es más sangrante sin importarles la suya, y esto si que es realmente inadmisible para su abrillantado orgullo.

En los debates que surgen sobre política y justicia social siempre hay dos posturas encontradas. De un lado los que denuncian las injusticias. De otro los que defienden a los que las cometen. Ambas parte deberían opinar lo mismo pero sorprendentemente discrepan y pelean.

La situación es evidente, no se puede defender lo indefendible, y cuando la discusión llega a un punto en el cual el ser que ataca a los de su misma condición no tiene nada que argumentar se va al ataque personal de su oponente, creyendo que denigrando su persona podrá quedar por encima de él, y así ganar su ridícula y patética batalla.

Muchas personas de mi entorno me comentan que si no me canso de ir siempre a contracorriente, de luchar contra el poder establecido, y de defender siempre a los más deprimidos y olvidados. Yo les escucho, me sonrío, y les contesto que lo triste de la realidad es que nunca tuve la oportunidad de debatir con los que mandan, los poderosos, y que la mayoría de las veces esa lucha se produce con los que son como yo, de mi misma clase social, y estatus económico, porque estos en vez de exigir a los que les gobiernan que no les quiten sus derechos les apoyan, a la vez que me atacan y me insultan a mí, que paradójicamente les defiendo.

La gente corriente se ha convertido en gente importante y no admite que todos seamos iguales, y que debamos tener los mismos derechos. Prefieren acabar con la cara enterrada en el lodo, aplastada por el pie del que tiene el bastón de mando, a que todos podamos mirar al frente con la mirada limpia de obligaciones y costosos deberes.

Respeto al que quiera pasarse toda su vida trabajando sin parar, y a quien defiende al que le explota, pero exijo el mismo respeto para los que creemos que sólo hay una vida, y por lo tanto que hay que aprovecharla haciendo aquello que más nos guste, y que precisamente no es trabajar, y hacer más rico a quien nos oprime.

Lo que no consiento es que nadie diga al resto como tiene que vivir, y mucho menos que juzgue e imponga su modo de vida. Cada cual que haga su camino del modo que crea más conveniente para él, y recalco lo de “para él”, y que deje al resto recorrer el suyo propio.

Yo por mi parte seguiré practicando la austeridad, y tomando de todos los ámbitos aquello que realmente necesite y me haga feliz, igual no llegaré nunca a formar parte de ese club prestigioso de la gente importante, pero me quedaré con la tranquilidad y la satisfacción de haber sido un destacado nadie en un mundo de locos.




ANTONIO CABRERO DÍAZ. TOÑÍN

1 comentario:

  1. Me ha gustado. Enhorabuena. Un abrazo. ¿Mi meta? Ser feliz haciendo lo que más me gusta y que los demás lo sean conmigo, siendo partícipes de ello.

    Daniel Andrés

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